VATICANO Y PEKÍN. Sodano tiende una mano a China
Taiwán no oculta su preocupación: Pekín podría aceptar las condiciones.
Una nueva brecha en la muralla de bambú
Tras hacerse público en el sínodo que “la inmensa mayoría de los obispos de la Iglesia Patriótica China han sido ya legitimados por el Papa”, se ha abierto una pequeña brecha en la muralla de bambú que la Santa Sede no quiere desperdiciar.
Según el cardenal Sodano, todavía no se está negociando nada, pero sí existen “contactos y conversaciones”.
El cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, aprovechó la inauguración de un aula de conferencias dedicada a Matteo Ricci, el jesuita que llevó la fe a China en 1583, para tender de nuevo la mano a Pekín, que rompió las relaciones diplomáticas con el Vaticano en 1951.
Tradicionalmente, Pekín ha puesto dos condiciones para renegociar las relaciones diplomáticas con el Vaticano: que la Santa Sede rompa con Taiwán, a quien considera una “provincia rebelde”, y que Roma deje de “interferir en los asuntos internos del país” y evite nombrar obispos chinos.
Ambos Estados han encontrado ya la fórmula para que el nombramiento de obispos deje de ser un problema grave: la Santa Sede nombra candidatos y el gobierno los aprueba. Con esta fórmula, en el último año, se ordenaron tres obispos de la Iglesia oficial.
Taiwán, según Sodano “no es un problema”. “El problema es el respeto a la libertad religiosa y a la Iglesia Católica”, explicó a los periodistas. “Si se pueden tener contactos con Pekín, enviamos al nuncio esta misma noche; o mejor, enviamos al encargado de negocios que tenemos en Taiwán”, rebatió el secretario de Estado. “Pero no pueden tratar al Vaticano peor que a otros Estados”.
Ahí estaba la clave del mensaje de Sodano. El Vaticano ha protestado por el “tratamiento diferenciado” con el que amenaza Pekín. “Cuando otros Estados abandonaron sus relaciones con Taiwán, volvieron inmediatamente a Pekín”, recuerda Sodano. “¿Por qué entonces si la Santa Sede cierra sus relaciones con la isla no puede abrir inmediatamente la nunciatura en Pekín?”, se pregunta.
Pekín no ha respondido por ahora. Lo que significa que mantiene la condición de que el Vaticano se vaya de Taiwán antes de empezar a hablar.
La representación diplomática de la Santa Sede en Taiwán es de bajo nivel, no tiene el rango de nunciatura y está encabezada por un encargado de negocios. Los obispos de la isla ya están alertados de un posible cambio diplomático. Y Taiwán se resigna.
Su ministro de Asuntos Exteriores, Mark Chen, reconoció por primera vez ayer en el Parlamento que sus lazos diplomáticos con el Vaticano “corren cierto peligro”. La situación supone un problema para la isla porque sólo 25 Estados la reconocen en todo el mundo.
Respecto a la reclamación sobre la libertad religiosa, Sodano ha subrayado la autonomía de la Iglesia. “Los gobiernos civiles no tienen el derecho de decir a los hombres cómo deben vivir su fe. La Iglesia es una sola en todo el mundo, en todos los países y culturas”, recalcó.
En sus declaraciones incluyó un guiño del Vaticano a Pekín. “El gobierno chino no tiene que tener miedo: la Santa Sede admira mucho la historia del pueblo chino”, reconoció. “Esperemos que pronto se superen todas estas dificultades”.
¿Cuándo? Sobre los plazos, el secretario de Estado mira al cielo. “Le aconsejo no entrar en los planes de la Providencia”, respondió.