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martes, octubre 11, 2005

El cardenal Herranz pide "mayor solicitud pastoral" con los católicos divorciados y vueltos a casar

 

"Todo bautizado a quien el derecho no se lo prohíba, puede y debe ser admitido a la sagrada comunión" explicó el cardenal a los 250 prelados durante su intervención en el sínodo.

El cardenal español, máxima autoridad en la interpretación de los textos legislativos de la Iglesia, citaba el canon 912 del Código de Derecho Canónico.

Algunos observadores interpretaron sus palabras como una respuesta a las del relator general del Sínodo, el cardenal Angelo Scola, quien aseguró la semana pasada que “la Eucaristía no es derecho ni propiedad de nadie, es un don”.

En el fondo, los dos dicen la misma cosa.

El cardenal Herranz insistió en que recibir la Comunión “no es un derecho absoluto, como piensan algunos”. “Para comulgar hace falta el estado de gracia, que debe juzgar el interesado, pero que tiene también algunas manifestaciones externas que llaman en causa a los pastores”, explicó.

Se refería concretamente a la situación de católicos divorciados que se vuelven a casar. Han roto la promesa que hicieron ante Dios y la Iglesia, “hasta que la muerte nos separe”, por lo que cara a la Iglesia no pueden acercarse a la comunión.

Es el caso del candidato demócrata a las pasadas elecciones americanas, el católico John Kerry, que traía de cabeza todos los domingos al episcopado americano.

Herranz describió el problema en términos morales: se trataría de “un comportamiento exterior grave, manifiesto y establemente contrario a la norma moral”. En definitiva, una situación pública que podría causar escándalo.

A continuación, el cardenal español entonó un mea culpa colectivo. “Quizá deberíamos ser más sensibles a las justas peticiones de los fieles que expresan su hambre de Eucaristía”, reconoció. Estas situaciones “se deben seguir con paciencia y solicitud pastoral, para tratar de regularizarlas y para evitar que algún fiel se aleje o se considere excomulgado por no poder recibir la Comunión”, concluyó.

En la misma línea, según los encargados de prensa del sínodo, durante la hora de “intervenciones libres” algunos obispos han solicitado delante del Papa que los tribunales sean menos severos con quienes piden la nulidad matrimonial.

También en este turno, de las que la Secretaría del Sínodo sólo revela el contenido sin citar la fuente, se ha hablado del problema de la falta de vocaciones sacerdotales.

Uno de los padres sinodales ha argumentado que permitir la ordenación de personas casadas no resuelve la caída de vocaciones ya que las iglesias católicas de rito oriental o las ortodoxas, que sí lo permiten, tienen el mismo problema de falta de sacerdotes.

No solo eso. Los mismos obispos recordaron que provoca nuevos problemas. Así, si el párroco tiene mujer e hijos, el obispo tendrá problemas para cambiarlo de parroquia, o podrá disponer menos de él si tiene enfermos en la familia. O situaciones aún más graves, por ejemplo si se separa de su mujer o abandona la familia.

En cualquier caso, explicaba a GACETA fuera de las sesiones el obispo guatemalteco Gabriel Peñate, “si se aceptara la ordenación de personas casadas sería por motivos teológicos, no por intentar reparar una situación eventual”.

 

 

El cardenal Angelo Sodano, número dos del Vaticano, pidió unidad entre los obispos y con el Papa. “Existen a menudo tantas divisiones entre nosotros, ministros del Señor, en los institutos religiosos, en las diócesis con diversos grupos étnicos”, reconoció. “La Eucaristía es una invitación a la unidad de todos los discípulos de Cristo”.

Una de las intervenciones que más impresionaron a los obispos fue la del cardenal de Sarajevo, Vinko Puljic. “¿Cómo puede el cristiano ir a Misa si comete injusticias?”, se preguntaba. “Lo pregunté a un diplomático católico que trabaja para mi país en la UE. ¿Cómo puedes comulgar si te portas así con la gente pobre y humilde?. Y me respondió: Lo hago para ganar dinero”.

El cardenal de Bombay, Iván Dias invitó a los padres sinodales a no cruzarse de brazos. “Se habla del número cada vez menor de los que van a la iglesia, del desinterés por la confesión... La Iglesia ha debido afrontar estos problemas siempre”, dijo. Y citó un proverbio chino. “En lugar de maldecir la oscuridad, enciende una vela”. En estilo oriental, “a Dios rogando, y con el mazo dando”.

 

 

 

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