Todo lo que pasa en el Vaticano, en la Ciudad Eterna y alrededores

jueves, septiembre 22, 2005

Primera entrevista televisiva al Papa Benedicto XVI

Lo ha entrevistado un ex alto cargo de la Radio Vaticana, ahora jefe de la programación religiosa de una tv polaca. La hizo el pasado martes y se emitirá en octubre.

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martes, septiembre 20, 2005

¿Qué es un sínodo?


Lo he buscado en la Enciclopedia Católica y en las principales páginas católicas de la red. Nada. Aquí está lo que he encontrado en el resto de la red.
El inventor fue Pablo VI, hace 40 años, en 1965; pero el primer sínodo fue en 1967.

SÍNODO, del griego, “caminar juntos”.

Es una asamblea de obispos cuya misión es estudiar los problemas de la Iglesia y aconsejar al Papa. No tiene potestad legislativa.

El que comienza el 2 de octubre y termina el 23 es el Sínodo ordinario número 11. Se reúne cada tres años.

Entre 150 y 200 asistentes, tiene representantes de todo el mundo. Algunos nombrados por el Papa –pocos- y la mayoría, por las conferencias episcopales.

Estructuralmente, no jerárquicamente, está antes del Colegio de cardenales y de la Curia Romana.

El tema de este Sínodo es “La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia”. Otros sínodos han sido sobre la Catequesis, el sacerdocio, la justicia social, la evangelización del mundo moderno...

El Concilio Sinodal prepara la agenda para futuras reuniones.

Lo preside el Papa

Todos pueden expresar libremente sus ideas. Es la máxima expresión de la colegialidad de la Iglesia. Logran entender los problemas de los demás.

Se dividen en ordinarios, extraordinarios y especiales.


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viernes, septiembre 16, 2005

¿Qué pasa en España?


Algo huele a podrido entre España y el Vaticano...

Hubo muchas sonrisas la semana pasada entre los reyes españoles y el Papa, pero no consiguieron disimular las dificultades reales entre España y la Santa Sede. Sus majestades, los mejores embajadores de España, se enfrentan a una dura misión: resolver las difíciles relaciones de su país con el Vaticano.

¿Qué ocurre en España? Nos lo explicaba un experimentado vaticanista. “Hay un conflicto de base, de fondo, entre la posición de la Iglesia, que es la clásica posición de la Iglesia, que es la que ha sido y será en todas partes, y la posición de un gobierno que considera que ha llegado el momento que la sociedad española le exige una legislación que se opone completamente a la postura de la Iglesia”.

Es el efecto del huracán Zapatero que ha cambiado radicalmente el aspecto de España. Si fuera por los gestos, nada hacía presagiar tantas lágrimas durante la cordialísima visita a Juan Pablo II.

Tras hablar con Juan Pablo II, el presidente del gobierno español hizo la siguiente declaración a la prensa internacional: “Le he transmitido (al Papa) la voluntad del gobierno español de mantener una relación abierta con la Santa Sede, con la conferencia episcopal española y con la Iglesia católica en general. La filosofía es mantener los acuerdos vigentes y mantener una relación abierta y fluida con el Vaticano”.

Zapatero no parece haber cumplido su palabra. Y no sólo por la institución del matrimonio homosexual o la ley que agiliza el divorcio. Sino porque su gobierno ha ignorado su acuerdo con el Vaticano sobre la enseñanza de la religión en colegios públicos –que establece que todo cambio en la el régimen de enseñanza vendrá pactado-. A pesar de todo, la embajada de España ante la Santa Sede minimiza los problemas.

Desde siempre el Estado y el Gobierno ha mantenido una línea de colaboración con la Iglesia Católica”, aseguró el número 3, Rafael Górgolas. “Lo único, que en la interpretación de las normas que regulan las relaciones a veces se apoyan más en unos puntos o en otros. Que las mayorías políticas quieren diferenciarse de la legislatura anterior”.

Nuestro “vaticanista” no está de acuerdo. “El gobierno español se equivoca en pensar que la sociedad española exige mayoritariamente esas reformas que está haciendo y sobre todo que las exige ahora y de este modo. Yo creo que el gobierno se equivoca profundamente y como todos los grandes errores, los errores se pagan”.

Los problemas no son sólo legislativos sino sociales. El gobierno español reclama cierto laicismo y la Iglesia teme ser ignorada.

El Cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, lo ve mucho más claro. “Una cosa es que sea independiente, que no haya una religion de Estado, por ejemplo, y otra cosa muy distinta es que se convirtiera en un perseguidor de la religión, eso sería completamente absurdo. Al contrario, la laicidad es una garantía, debe ser una garantía de que cada uno puede vivir y expresar sin ser molestado por ello, sus principios religiosos”.

La tensión llegó a su apogeo cuando Juan Pablo II alertó del desprecio de lo religioso en España y el gobierno español pidió explicaciones al nuncio.

Y los reyes Juan Carlos y Sofía han visitado a Benedicto XVI en lo que ha sido el primer episodio agradable de las relaciones entre España y el Vaticano.

¿De qué hablaron? Nuestro “vaticanista” lo sabe todo. “Sé que el Papa ha manifestado la inquietud de la Iglesia y que el rey ha dicho que en la medida que él puede, que sabemos que son unos poderes limitados, los que tiene intercederá o mediará para que se busque una solución concordada”.

Una solución que quizá llegue con vistas al casi seguro viaje a España del Papa Benedicto a mediados del año 2006. Un viaje al que el gobierno de Zapatero le ha invitado explícitamente.


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¿Qué se sabe de la primera encíclica del Papa?


Muy poco. Poquísimo.
De la encíclica sólo se sabe que quiere publicarla este mismo año. Probablemente incluirá los mismos temas que ha combatido como cardenal: la guerra al relativismo y la promoción de valores que consientan la existencia misma de la sociedad.
Otros temas que ha tratado en los primeros meses de Pontificado, como el ecumenismo o la liturgia, también estarán de algún modo presentes.
“Hablará de la Iglesia, y del papel de los obispos y los sacerdotes en la sociedad actual”, aventuraba el Corriere della Sera.


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Las mujeres del Papa



Benedicto XVI es de una extrema delicadeza en el trato con las mujeres. Lo dicen quienes le cuidan desde la muerte de su hermana. Son las mujeres que colaboran con el Papa.
La más importante es la alemana Ingrid Stampa, de 55 años, del movimiento de Schönstatt, que ha sido su secretaria y gobernanta doméstica desde la muerte de la hermana de Ratzinger, en 1991.
La Stampa sigue trabajando con el Papa. Curiosamente está en la nómica del Vaticano como parte de la sección alemana de la secretaría de Estado, y no del personal del Apartamento Pontificio.
Ahora está supervisando el traslado de la biblioteca del ex cardenal a los Palacios Apostólicos y las reformas que se están haciendo en el apartamento papal.
Le ayuda Birgit Wansing, que fue secretaria de Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
A Juan Pablo II le atendían cuatro religiosas venidas desde Polonia. De la limpieza de la casa de Benedicto XVI, de su cocina y de su ropero se encargan cuatro laicas consagradas del Memores Domini, movimiento ligado a Comunión y Liberación. Sus nombres: Carmela, Loredana, Emanuela, y Cristina.
En el fondo, el Papa manda en la Iglesia, pero ellas son las que mandan en la casa del Papa.



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Todos los hombres de Benedicto XVI




Son los hombres de Benedetto XVI. Su mano derecha y su mano izquierda.
Benedicto XVI se llevó a sus vacaciones de verano un piano y tres maletas de libros. Libros para estudiar y un piano para inspirarse: el Papa descansa “pensando”. En su equipaje de vuelta, incluirá su primera encíclica y la lista de nombres con la que renovará la Curia Vaticana.

Dicen que le ocupa más tiempo en Castelgandolfo es esta encíclica, que dará el tono del Pontificado. “No es ningún secreto”, confirmaba el cardenal Sergio Sebastiani. “El Papa necesita concentración, y en el Vaticano, con tantas visitas, no tiene la oportunidad de trabajar este documento”.

Una de las primeras decisiones del Papa apenas elegido fue confirmar en sus cargos a todos los presidentes de dicasterios "donec aliter provideatur", “hasta que no se disponga otra cosa”.
Ahora parece llegado el momento de “disponer otra cosa”. Ese será el segundo fruto de sus vacaciones.

En los últimos años, Juan Pablo II realizó pocos cambios y no aceptó casi ninguna renuncia de las que por ley deben presentar los cardenales cuando cumplen 75 años. Quería dejar las manos libres a su sucesor a la hora de decidir las nuevas nóminas.

Es uno de los factores por los que el entonces cardenal Ratzinger, o el Secretario de Estado Angelo Sodano, mantuvieran el cargo a pesar de tener 78 años.

Benedicto XVI ha movido pocas fichas. Sólo una importante, la del puesto que él dejó vacante. En mayo nombró al americano William Joseph Levada prefecto de la congregación de la Doctrina de la Fe. Tan sorprendente como acertado.

Al reestructurar la Curia, el Papa no puede evitar mirar primero hacia los cargos “semivacantes”, los de cardenales en edad de jubilación. Una previsión de la que no pocos discrepan. “Un Papa de 78 años no pensará que un cardenal que acaba de cumplir 75 necesariamente deba retirarse”, aventuraba un eclesiástico.

Por lo menos, ya ha confirmado como Secretario de Estado a Angelo Sodano, de 78 años.
Al menos otros 7 cardenales, cabeza de uno de los 23 dicasterios, están en esa situación. El cardenal Edmund Szoka, gobernador de la Ciudad del Vaticano, cumplirá 78 años en septiembre; el colombiano Darío Castrillón, de la Congregación del Clero, tiene 76; el cardenal japonés Fumio Hamao, de la Pastoral de migrantes, y el español Julián Herranz, encargado de la interpretación del Código de Derecho Canónico, tienen 75 años. La misma edad del sirio Ignace M. Daoud que también cumplirá pronto el exquisito prefecto del Consejo de la Cultura, el francés Paul Poupard.

En cualquier caso, sí que están despuntando algunas nuevas personas en el entorno de Benedicto XVI. El primero, su secretario personal Georg Gaenswein.

Gaenswein, canonista y teólogo alemán, le asiste desde hace dos años, cuando su anterior secretario Josef Clemens fue nombrado secretario del Pontificio Consejo de los Laicos. Discretísimo, nadie le ha arrancado una palabra desde que Benedicto XVI fue elegido Papa.
Este nuevo rostro del Vaticano era hasta hace poco profesor en la universidad Pontificia de la Santa Croce de Roma. Juega al tenis y esquía.

Su misión es ser ángel de la guarda del Papa y él la ejerce. Cuando Ratzinger era cardenal, no tenía reparo en proteger físicamente a su “padrón” de las envestidas de los micrófonos de periodistas que le acosaban con preguntas sobre la salud del Papa.

Monseñor Clemens es amigo del Papa. Es seguramente uno de los que le ha visitado en más ocasiones. Por su cargo, le toca organizar la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia.

El alemán Walter Kasper era definido como el extremo opuesto de Ratzinger. Quizá el Papa también lo ve así porque lo considera un complemento perfecto: le ha confirmado ya en el encargo de sacar adelante el diálogo con las confesiones cristianas separadas de Roma.

Hace pocas semanas lo envió a Moscú para impulsar el diálogo con el difícil patriarca Alexio II. Una tarea compleja que da más frutos en el patriarcado de Constantinopla, Estambul, donde el Papa probablemente viajará a finales de noviembre.

Otro de sus colaboradores más próximos es el arzobispo Angelo Amato, su número dos durante los últimos años en la Congregación de la Doctrina de la Fe.

Por último, uno de los rostros del Pontificado Wojtyla, Joaquín Navarro-Valls, será también protagonista, al menos de los primeros años del Papa Benedicto. Navarro-Valls deseaba retirarse pero el Papa le ha pedido un último esfuerzo. Navarro-Valls es quizá el alto cargo vaticano para el que será más difícil encontrar relevo.

Su sustituto debe tener un perfil nada fácil: comunicador, o periodista, experto en Vaticano, que tenga los favores de la Santa Sede, y que esté dispuesto a acallar su visión personal para ser voz de la maraña vaticana y blanco de las críticas destinadas al Papa.



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miércoles, septiembre 14, 2005

El Papa bendice la estatua de San Josemaría en el Vaticano


Una ceremonia breve pero intensa. “Bendice esta imagen y haz que todos los que la contemplen reciban ayuda para cumplir fielmente su trabajo habitual”. Así bendijo el Papa Benedicto la estatua de San Josemaría Escrivá, la primera que le toca bendecir al Papa alemán.

Como manda la “quasi” tradición dejada por Juan Pablo II, la ceremonia tuvo lugar tras la audiencia general de los miércoles. Una ceremonia breve pero multitudinaria.

La estatua, de 35 toneladas y más de 5 metros, es sin duda la más importante que existe del fundador del Opus Dei, canonizado en 2002 por Juan Pablo II.

Junto a la estatua esperaban ayer al Papa seis cardenales, entre ellos los españoles Martínez Somalo y Julián Herranz, varios obispos de la Curia, el prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, el embajador de España ante la Santa Sede Jorge Dezcallar con un nutrido grupo de embajadores y unos mil peregrinos.

Está emplazada en una de las hornacinas de la basílica, enfrente de Casa Santa Marta, la residencia de los cardenales durante el cónclave.

Según Monseñor Angelo Comastri, el vicario del Papa para la Ciudad del Vaticano, es casualmente una “posición estratégica ya que permite ver la estatua cada vez que se entra o se sale de la sacristía de San Pedro”.

Efectivamente, la estatua “mira” hacia los tres ventanales del pasadizo que comunica la basílica con la sacristía, uno de los lugares que tradicionalmente se visitan dentro de la basílica.

Tras bendecir la estatua, Benedicto XVI se detuvo a rezar durante unos instantes bajo la imagen y dio la enhorabuena al escultor, Romano Cosci. “Me dijo que era preciosa”, aseguraba Cosci “me estrechaba la mano y me miraba a los ojos: creo que decía de verdad lo que pensaba”.

Para el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, se trataba de un día “emocionante”. “Sin embargo”, aseguraba Echevarría a La Gaceta, “estoy seguro que San Josemaría hoy me recordaría que lo importante no es lo extraordinario sino las cosas de cada día, la ascética de la vida corriente”.

La estatua es una más entre las 150 que están presentes en San Pedro. Ocupa la zona destinada por Juan Pablo II a fundadores de este tiempo.

“¿Por qué una estatua en San Pedro de San Josemaría Escrivá?”, preguntamos Monseñor Comastri. “Tiene un fuerte mensaje no sólo para la Iglesia sino para la humanidad”, respondió. “San Josemaría humanizó la santidad, recordó que está al alcance de todos”.


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miércoles, septiembre 07, 2005

Un grupo de Lefevrianos volvió a la Iglesia Católica hace tres años

Así lo explicaba en su número del 30 de enero de 2002 la agencia Aceprensa. "Los lefebvrianos brasileños regresan a la Iglesia católica" Para resolverlo, la Santa Sede erigió una administración apostólica para ellos.

Durante una ceremonia celebrada el 18 de enero de 2002 en la catedral de São Salvador, en Campos (Brasil), el hasta entonces obispo cismático Licinio Rangel, junto con el resto de los miembros de la Unión Sacerdotal San Juan María Vianney, regresaron a la plena comunión con la Iglesia católica.

En el documento de acogida, el Papa concedía la remisión de todas las penas canónicas que sobre ellos pesaban y afirmaba la profunda alegría que le producía este regreso.La Unión Sacerdotal San Juan María Vianney cuenta 26 sacerdotes y unos 28.000 laicos en todo Brasil, la gran mayoría en el Estado de Río de Janeiro.
Es una de las comunidades formadas en distintos países por seguidores del obispo tradicionalista francés Marcel Lefebvre, fallecido en 1991, que no aceptó las reformas del Concilio Vaticano II.
El obispo Rangel solicitó la readmisión en una carta enviada a Juan Pablo II el 15 de agosto de 2001. En ella expresaba su "perfecta comunión con la Cátedra de Pedro, reconociendo el Primado del Papa y su gobierno sobre la Iglesia universal" y declaraba que "por nada del mundo queremos separarnos de la Piedra sobre la que Jesucristo fundó su Iglesia".El pasado 25 de diciembre, el Papa acogió la petición y encargó al Card. Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero, que recibiera a los tradicionalistas en la Iglesia católica. El Card. Castrillón es también presidente de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei, que se ocupa de facilitar la vuelta de los lefebvrianos a la Iglesia católica.En el acto del 18 de enero, Mons. Rangel hizo la profesión de fe y el juramento de fidelidad al Papa.
La Unión que encabeza ha quedado constituida en administración apostólica, sujeta directamente a la Santa Sede, con jurisdicción personal cumulativa con la del obispo de Campos. Los miembros de la Unión tienen permiso para seguir utilizando la liturgia de San Pío V, sustituida por el rito actual tras el Concilio Vaticano II.El hecho no provocó reacción aparente por parte de la Fraternidad San Pío X, la organización internacional que agrupa a los lefebvrianos. En un comunicado oficial, su presidente, el suizo Bernard Fellay, que este verano ha ido a ver al Papa, y uno de los obispos consagrados ilícitamente en 1988 por Lefebvre y sucesor suyo, declaró que el regreso de la Unión San Juan María Vianney a la comunión con el Papa no cambia la posición de la Fraternidad.


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¿Pero quiénes son los lefevrianos?



Lo explica muy bien Diego Contreras en la agencia Aceprensa.com:

"Las divergencias no se limitan a la cuestión litúrgica, tal vez el aspecto más conocido, sino que radican en la mentalidad de fondo: para los seguidores de Lefebvre, los problemas internos de la Iglesia no se deben a una equivocada aplicación del Vaticano II, sino que el obstáculo es el mismo concilio, especialmente lo relacionado con la libertad religiosa, el ecumenismo y la reforma litúrgica. La dificultad para aceptar las enseñanzas del Vaticano II procede, en buena medida, de que tienden a interpretar la tradición de la Iglesia identificándola con alguna de sus manifestaciones históricas. Una actitud que se ha visto reforzada por errores y abusos objetivos cometidos en los últimos decenios, a veces con el consentimiento o tolerancia de representantes de la jerarquía eclesiástica.

Bernard Fellay declaró tras su encuentro con Benedicto XVI que había manifestado al Papa el apego de la Fraternidad a la Santa Sede. Pero añadió también que "la Fraternidad ora para que el Santo Padre pueda encontrar la fuerza para poner fin a la crisis de la Iglesia, instaurando todas las cosas en Cristo". Lo que equivale a decir –como ha subrayado en otras ocasiones de modo más explícito– que el problema está en el otro lado y que por su parte no habría necesidad de cambios.

Fellay fue uno de los cuatro obispos que monseñor Lefebvre consagró en 1988, provocando el cisma con Roma. Su ordenación fue ilícita, pero válida, lo mismo que las sucesivas ordenaciones sacerdotales llevadas a cabo por los cuatro obispos.

En una entrevista precedente al encuentro con el Papa, Fellay afirmó que cuando fuera recibido le pediría que revocara la excomunión y que autorizara la celebración generalizada de la misa según el rito de S. Pío V.

Según sus propios datos, la Fraternidad cuenta con 450 sacerdotes, 180 seminaristas, 160 religiosos y religiosas y unos 200.000 seguidores en más de veinte naciones.

Desde que se produjo el cisma en 1988 la Santa Sede tendió la mano a los seguidores de Lefebvre que quisieran volver a la comunión con Roma. Así se creó la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, un instituto de derecho pontificio, en el que pueden integrarse los sacerdotes y seminaristas tradicionalistas, y seguir celebrando la Misa conforme al rito tridentino o de San Pío V.

También Juan Pablo II había decidido ya en 1984 que los obispos hicieran "una amplia y generosa aplicación" del indulto para celebrar la Misa según el rito anterior a la reforma litúrgica conciliar. Pero no todos los obispos atendieron esta petición. Sin embargo, la aplicación de este documento hizo posible que comunidades de sacerdotes y religiosos que habían estado ligadas al movimiento lefebvriano volvieran a la comunión con la Santa Sede.

En 1998, diez mil fieles tradicionalistas de los que se reconciliaron con la Santa Sede peregrinaron a Roma y fueron recibidos por Juan Pablo II y por el cardenal Ratzinger. En su discurso, Juan Pablo II pidió que los obispos tengan "comprensión y una renovada atención pastoral hacia los fieles que aman el antiguo rito".

El cardenal Ratzinger recordó que "el Concilio ordenó una reforma de los libros litúrgicos, pero no prohibió los libros anteriores". Y expresó el deseo de que "las comunidades que aman la antigua liturgia puedan ser integradas pacíficamente en la Iglesia".



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lunes, septiembre 05, 2005

¿Por qué el Vaticano retrasó dos meses la audiencia de los reyes con el Papa?



Esta foto podría haberse realizado hace dos meses si no hubiera sido por la firma de la ley sobre el matrimonio homosexual.

Elconfidencialdigital apuntó recientemente que la fecha concreta se canceló ya que estaba demasiado cerca de la firma de la ley sobre el matrimonio homosexual.

Sin embargo, según el portavoz de la Casa Real, sin embargo, “sólo se estaba buscando una fecha en la que ninguno de los dos tuviera compromisos”.


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El Rey Juan Carlos invita al Papa a visitar España



La familia real española se ha esforzado por introducir cordialidad en el diálogo entre España y el Vaticano, que no pasa por uno de sus mejores momentos tras la legislación aprobada por el gobierno Zapatero sobre matrimonio homosexual y enseñanza de religión en colegios públicos.


“He transmitido al Papa la invitación del presidente del gobierno de visitar España y su respuesta no parecía negativa”, explicó el rey a la salida de la audiencia con Benedicto XVI.

Los monarcas mencionaron explícitamente la posibilidad de que el Papa viaje a España a mediados de 2006, con motivo del Encuentro mundial de las familias que se celebrará en Valencia. De hecho, el rey cursó también la invitación del presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, para que presida este evento.

En cualquier caso, los reyes aclararon que la invitación era para visitar España, y que se apuntó Valencia sólo como primera posibilidad.

Benedicto XVI recibió a los reyes en Castel Gandolfo, su residencia de verano, a unos 30 kilómetros de Roma. Era la segunda vez que los monarcas españoles saludaban al “nuevo” Papa. La primera fue tras la Misa de inicio de Pontificado del pasado 24 de abril.

Como es tradicional, les recibió en la puerta de su despacho personal. “Majestad, bienvenido, muchísimas gracias por la visita”, dijo en español entre grandes sonrisas. “¡Por favor..., le estamos muy agradecidos!”, respondió el rey visiblemente emocionado. “Les estoy muy agradecido por venir a Roma sólo para esta audiencia”, aseguró el Papa.

Fue un encuentro largo y sin periodistas, que sólo más tarde tuvieron acceso a las imágenes. Una larga audiencia, de más de media hora, “muy cordial”, según confirmaron los reyes.
Hablaron casi siempre en italiano, aunque la reina intercambió con el Papa Ratzinger algunas palabras en alemán.

Por “singular privilegio”, doña Sofía iba de blanco, sin mantilla, con un vestido de chaqueta con volantes de encaje. El rey, de chaqueta y corbata, no lucía ninguna distinción honorífica.
Es la primera familia real que recibe el Papa. Sus majestades salieron de la audiencia encantados y fuera de todo protocolo se acercaron a la prensa para contar detalles del encuentro.

Aunque el Vaticano no ha hecho ningún comunicado oficial tras el encuentro, los reyes aclararon que hablaron, por ejemplo, de la familia real. “La presente y la futura”, explicaba la reina con una media sonrisa.

Pero media hora da para mucho más. No trascendieron detalles, aunque sí el tono de la conversación, siempre “muy cordial”.

Por ejemplo, el Papa les confió que en su viaje a Colonia “reconocía a los españoles por cómo gritaban cada vez que hablaba en español”.

“¿Han notado muchas diferencias respecto a las audiencias con Juan Pablo II?”, preguntamos a los reyes. “Es más reservado, pero tiene un gran sentido del humor”, respondió la reina. “Es abierto y cordial, muy simpático”, continuó el rey. “Y muy cariñoso”, completó doña Sofía.
“Estamos muy agradecidos porque nos ha recibido en su residencia de verano, casi en vacaciones”, explicó la reina. “Es un lugar precioso”, apuntaba el rey.

Los monarcas, que no conocían este palacio, recordaron que allí recibió Juan Pablo II a la infanta Elena acompañada de don Jaime de Marichalar.

En el momento del intercambio de regalos, el rey entregó al Papa una edición facsímil del Códice del Beato San Millán dela Cogolla.

Benedicto XVI regaló a los reyes rosarios y las medallas de la Sede Vacante –“son muy raras porque pertenecen a un momento particular muy breve”, aclaró. Además, en el reverso aparece el nombre de un español como autoridad provisional de la Iglesia: “Eduardo Cardenal Martínez Camarlengo”.

“Muchísimas gracias por venir desde España”, les despidió el Papa. “Espero verle pronto”, respondió el rey. “Y yo”, sonrió Benedicto XVI.

Y es que la visita a España en junio o julio de 2006 se da por segura en ambientes vaticanos. La duda es si será sólo al encuentro de las familias en Valencia, o si se convertirá en una peregrinación en varias ciudades.



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viernes, septiembre 02, 2005

EXCLUSIVA: El Papa ha escrito un libro sobre Jesucristo y prepara su primera enciclica

Nos equivocabamos. Navarro-Valls lo habia dicho en el Valle De Aosta. "Creo que el Papa esta escribiendo un libro". Pocos le creimos, empegnados en que se trataba de la redaccion de la primera enciclica de Benedicto XVI.

Pues bien. El Papa escribio en el Valle de Aosta un libro sobre Jesucristo y esta preparando ahora en Castelgandolfo su enciclica programatica. Los dos seran un best-seller.


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