Todo lo que pasa en el Vaticano, en la Ciudad Eterna y alrededores

viernes, septiembre 16, 2005

¿Qué pasa en España?


Algo huele a podrido entre España y el Vaticano...

Hubo muchas sonrisas la semana pasada entre los reyes españoles y el Papa, pero no consiguieron disimular las dificultades reales entre España y la Santa Sede. Sus majestades, los mejores embajadores de España, se enfrentan a una dura misión: resolver las difíciles relaciones de su país con el Vaticano.

¿Qué ocurre en España? Nos lo explicaba un experimentado vaticanista. “Hay un conflicto de base, de fondo, entre la posición de la Iglesia, que es la clásica posición de la Iglesia, que es la que ha sido y será en todas partes, y la posición de un gobierno que considera que ha llegado el momento que la sociedad española le exige una legislación que se opone completamente a la postura de la Iglesia”.

Es el efecto del huracán Zapatero que ha cambiado radicalmente el aspecto de España. Si fuera por los gestos, nada hacía presagiar tantas lágrimas durante la cordialísima visita a Juan Pablo II.

Tras hablar con Juan Pablo II, el presidente del gobierno español hizo la siguiente declaración a la prensa internacional: “Le he transmitido (al Papa) la voluntad del gobierno español de mantener una relación abierta con la Santa Sede, con la conferencia episcopal española y con la Iglesia católica en general. La filosofía es mantener los acuerdos vigentes y mantener una relación abierta y fluida con el Vaticano”.

Zapatero no parece haber cumplido su palabra. Y no sólo por la institución del matrimonio homosexual o la ley que agiliza el divorcio. Sino porque su gobierno ha ignorado su acuerdo con el Vaticano sobre la enseñanza de la religión en colegios públicos –que establece que todo cambio en la el régimen de enseñanza vendrá pactado-. A pesar de todo, la embajada de España ante la Santa Sede minimiza los problemas.

Desde siempre el Estado y el Gobierno ha mantenido una línea de colaboración con la Iglesia Católica”, aseguró el número 3, Rafael Górgolas. “Lo único, que en la interpretación de las normas que regulan las relaciones a veces se apoyan más en unos puntos o en otros. Que las mayorías políticas quieren diferenciarse de la legislatura anterior”.

Nuestro “vaticanista” no está de acuerdo. “El gobierno español se equivoca en pensar que la sociedad española exige mayoritariamente esas reformas que está haciendo y sobre todo que las exige ahora y de este modo. Yo creo que el gobierno se equivoca profundamente y como todos los grandes errores, los errores se pagan”.

Los problemas no son sólo legislativos sino sociales. El gobierno español reclama cierto laicismo y la Iglesia teme ser ignorada.

El Cardenal de Sevilla, Carlos Amigo, lo ve mucho más claro. “Una cosa es que sea independiente, que no haya una religion de Estado, por ejemplo, y otra cosa muy distinta es que se convirtiera en un perseguidor de la religión, eso sería completamente absurdo. Al contrario, la laicidad es una garantía, debe ser una garantía de que cada uno puede vivir y expresar sin ser molestado por ello, sus principios religiosos”.

La tensión llegó a su apogeo cuando Juan Pablo II alertó del desprecio de lo religioso en España y el gobierno español pidió explicaciones al nuncio.

Y los reyes Juan Carlos y Sofía han visitado a Benedicto XVI en lo que ha sido el primer episodio agradable de las relaciones entre España y el Vaticano.

¿De qué hablaron? Nuestro “vaticanista” lo sabe todo. “Sé que el Papa ha manifestado la inquietud de la Iglesia y que el rey ha dicho que en la medida que él puede, que sabemos que son unos poderes limitados, los que tiene intercederá o mediará para que se busque una solución concordada”.

Una solución que quizá llegue con vistas al casi seguro viaje a España del Papa Benedicto a mediados del año 2006. Un viaje al que el gobierno de Zapatero le ha invitado explícitamente.


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