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miércoles, septiembre 14, 2005

El Papa bendice la estatua de San Josemaría en el Vaticano


Una ceremonia breve pero intensa. “Bendice esta imagen y haz que todos los que la contemplen reciban ayuda para cumplir fielmente su trabajo habitual”. Así bendijo el Papa Benedicto la estatua de San Josemaría Escrivá, la primera que le toca bendecir al Papa alemán.

Como manda la “quasi” tradición dejada por Juan Pablo II, la ceremonia tuvo lugar tras la audiencia general de los miércoles. Una ceremonia breve pero multitudinaria.

La estatua, de 35 toneladas y más de 5 metros, es sin duda la más importante que existe del fundador del Opus Dei, canonizado en 2002 por Juan Pablo II.

Junto a la estatua esperaban ayer al Papa seis cardenales, entre ellos los españoles Martínez Somalo y Julián Herranz, varios obispos de la Curia, el prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, el embajador de España ante la Santa Sede Jorge Dezcallar con un nutrido grupo de embajadores y unos mil peregrinos.

Está emplazada en una de las hornacinas de la basílica, enfrente de Casa Santa Marta, la residencia de los cardenales durante el cónclave.

Según Monseñor Angelo Comastri, el vicario del Papa para la Ciudad del Vaticano, es casualmente una “posición estratégica ya que permite ver la estatua cada vez que se entra o se sale de la sacristía de San Pedro”.

Efectivamente, la estatua “mira” hacia los tres ventanales del pasadizo que comunica la basílica con la sacristía, uno de los lugares que tradicionalmente se visitan dentro de la basílica.

Tras bendecir la estatua, Benedicto XVI se detuvo a rezar durante unos instantes bajo la imagen y dio la enhorabuena al escultor, Romano Cosci. “Me dijo que era preciosa”, aseguraba Cosci “me estrechaba la mano y me miraba a los ojos: creo que decía de verdad lo que pensaba”.

Para el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, se trataba de un día “emocionante”. “Sin embargo”, aseguraba Echevarría a La Gaceta, “estoy seguro que San Josemaría hoy me recordaría que lo importante no es lo extraordinario sino las cosas de cada día, la ascética de la vida corriente”.

La estatua es una más entre las 150 que están presentes en San Pedro. Ocupa la zona destinada por Juan Pablo II a fundadores de este tiempo.

“¿Por qué una estatua en San Pedro de San Josemaría Escrivá?”, preguntamos Monseñor Comastri. “Tiene un fuerte mensaje no sólo para la Iglesia sino para la humanidad”, respondió. “San Josemaría humanizó la santidad, recordó que está al alcance de todos”.


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