VATICANO. JUAN PABLO II. Una monja curada milagrosamente de Parkinson
El milagro que llevará a Juan Pablo II a los altares
Desde noviembre del año pasado corren los rumores de que la postulación de Juan Pablo II ha decidido presentar la curación milagrosa de una monja francesa como prueba definitiva de la santidad del Papa polaco.
Siempre rumores, se multiplicaban los testimonios de quienes aseguraban que en mayo del año pasado una monja se había curado inexplicablemente “de un cáncer”, después de que su comunidad recurriera a la intercesión del Papa apenas fallecido.
Monseñor Slawomir Oder, joven polaco postulador de la causa, no rompe todas las incertidumbres pero confirma que el “hecho extraordinario” “ha ocurrido en el ambiente en el que la vida es de recogimiento y servicio; a una persona que ha dedicado toda su vida al servicio de los recién nacidos”. O sea, una religiosa.
En cuanto a la enfermedad, ha negado que se trate de una curación de cáncer. “Se trata de una enfermedad que fue muy visible en los últimos días de Juan Pablo II”, asegura. O sea, Parkinson.
Además, del testimonio del postulador sí se desprende que el supuesto milagro tuvo lugar en mayo, pocas semanas después de la muerte del Papa Wojtyla.
No ha trascendido ni el nombre de la religiosa, ni la ciudad en la que reside.
La praxis de la Congregación para las causas de los santos, el dicasterio vaticano que estudia los expedientes de los candidatos a ser elevados a los altares, es no aceptar ninguna “positio” sobre la vida y virtudes de un “siervo de Dios”, si no existe todavía el milagro.
En el caso de Juan Pablo II, el postulador asegura que es inminente la apertura del proceso de este milagro. Una comisión de expertos, formada por católicos y no católicos, deberá establecer si cumple los requisitos para ser declarada milagro: producirse repentinamente, establemente y de modo humanamente inexplicable.
“No hay problemas con el milagro, ha hecho muchísimos”, reconoció recientemente su ex secretario, monseñor Stanislaw Dziwisz, actual arzobispo de Cracovia. Entre todos los recibidos, la causa de beatificación se ha decidido por un favor extraordinario producido en Francia, y no en Italia o Polonia, dos países directamente relacionados con Juan Pablo II.
“Quizá han elegido Francia porque ninguno se lo esperaba”, aventuraba don Stanislaw.
A pesar de las repetidas peticiones al grito de “santo súbito”, no es previsible que Benedicto XVI conceda nuevas dispensas para acelerar el proceso de canonización de su predecesor.
El pasado 13 de mayo, Benedicto XVI anunció que había dispensado a petición del obispo vicario de Roma de los cinco años de rigor que deben pasar antes de abrir una causa de beatificación.
La causa diocesana se abrió oficialmente en Roma el 28 de junio. La fase de Cracovia se cerrará el próximo 1 de abril, justo un día antes del primer aniversario de la muerte de Juan Pablo II.
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