VATICANO. TERRORISMO. Todo sobre el atentado que conmocionó al mundo
Así intentó matar a Juan Pablo II
En mayo se cumplirán 25 años de aquel 13 de mayo de 1981. Una piedra roja en la plaza de San Pedro recuerda el punto exacto en el que el Papa cayó desplomado.
Eran las 17,19 de la tarde. La plaza estaba repleta de peregrinos que asistían a la audiencia general. El Papa iba sobre el “papamóvil”, que se movía despacio para dejarle saludar a la multitud.
Justo en ese momento, inicia el misterio Ali Agca. Se oyen varios disparos en la plaza. Unos dicen que dos, otros que tres y alguno incluso que seis. Se llevan al Papa a toda prisa dentro de los muros del Vaticano. Lo tumban en el suelo y lo examina su médico personal, Renato Buzzonetti, que ordena trasladarlo inmediatamente al Gemelli.
En la plaza, una religiosa llamada Fátima, retiene al terrorista Agca. Pertenece al grupo terrorista de extrema derecha “Lobos grises”. Lleva en su bolsillo una nota: “he matado al Papa para que el mundo sepa que hay miles de víctimas del imperialismo”.
Niega haber actuado con cómplices, pero la policía italiana detiene a un funcionario de las aerolíneas búlgaras que podría haber actuado como su cómplice. Ese mismo año es condenado a cadena perpetua.
En 1982, Agca lanza la teoría de la conexión búlgara, que relaciona directamente los atentados con los servicios secretos del Este.
Más adelante, el terrorista se retracta y asegura que actuaba “solo, en un acto de locura”. A partir de aquel momento, relaciona el asesinato con el tercer secreto de Fátima y se escuda en él como eximente de responsabilidad: “una fuerza me impulsó a disparar contra el Papa”, aseguró.
En el año 2000 obtuvo la amnistía por parte del Estado italiano y fue extraditado a Turquía donde debería haber cumplido condena hasta el año 2036. Las autoridades turcas le han concedido la libertad condicional por buen comportamiento.
Eran las 17,19 de la tarde. La plaza estaba repleta de peregrinos que asistían a la audiencia general. El Papa iba sobre el “papamóvil”, que se movía despacio para dejarle saludar a la multitud.
Justo en ese momento, inicia el misterio Ali Agca. Se oyen varios disparos en la plaza. Unos dicen que dos, otros que tres y alguno incluso que seis. Se llevan al Papa a toda prisa dentro de los muros del Vaticano. Lo tumban en el suelo y lo examina su médico personal, Renato Buzzonetti, que ordena trasladarlo inmediatamente al Gemelli.
En la plaza, una religiosa llamada Fátima, retiene al terrorista Agca. Pertenece al grupo terrorista de extrema derecha “Lobos grises”. Lleva en su bolsillo una nota: “he matado al Papa para que el mundo sepa que hay miles de víctimas del imperialismo”.
Niega haber actuado con cómplices, pero la policía italiana detiene a un funcionario de las aerolíneas búlgaras que podría haber actuado como su cómplice. Ese mismo año es condenado a cadena perpetua.
En 1982, Agca lanza la teoría de la conexión búlgara, que relaciona directamente los atentados con los servicios secretos del Este.
Más adelante, el terrorista se retracta y asegura que actuaba “solo, en un acto de locura”. A partir de aquel momento, relaciona el asesinato con el tercer secreto de Fátima y se escuda en él como eximente de responsabilidad: “una fuerza me impulsó a disparar contra el Papa”, aseguró.
En el año 2000 obtuvo la amnistía por parte del Estado italiano y fue extraditado a Turquía donde debería haber cumplido condena hasta el año 2036. Las autoridades turcas le han concedido la libertad condicional por buen comportamiento.
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