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lunes, enero 24, 2005

Desde Roma...El Papa alerta frente “al desprecio de lo religioso” en España

Desde Roma...
Juan Pablo II hizo ayer un amplio repaso de la situación de la Iglesia católica en España. En presencia de la mitad de los obispos españoles denunció el laicismo “que promueve más o menos conscientemente el desprecio de lo religioso”.
El Papa considera el laicismo un atentado a la libertad religiosa porque “relega la fe a la esfera de lo privado y se opone a su expresión pública” y porque “se presenta como la única voz de la racionalidad”. “Las vivas raíces cristianas de España no pueden arrancarse”, concluyó el Papa.
En referencia a la enseñanza de la religión, recordó que “los Acuerdos Parciales entre España y la Santa Sede siguen en vigor”.
Con estilo diplomático, pero con esta mención explícita al concordato, Juan Pablo II afirmó que “los poderes públicos tienen el deber de garantizar la enseñanza religiosa en la escuela, cuando lo pidan los padres, con una valoración académica acorde con su importancia”.
El Papa pidió a los católicos españoles que sean “testigos valientes de su fe” y defiendan “el respeto efectivo a la vida, la educación religiosa de los hijos, la protección del matrimonio y de la familia, la defensa del nombre de Dios y del valor humano y social de la religión cristiana”.
Los obispos vascos pudieron escuchar una referencia velada al plan Ibarretxe y la unidad de España. El Papa recordó que “la diversidad de pueblos, con sus culturas y tradiciones, lejos de amenazar esta unidad ha de enriquecerla desde su fe común”.
Hubo también una invitación explícita a mantener esa unidad dentro del episcopado. Sin duda el Papa hacía referencia a las tomas de posición contradictorias con la línea de la conferencia episcopal, como la de los obispos Uriarte y Setién contra el reciente documento “Nación y nacionalismos”.
Tampoco faltaron referencias a otros problemas sociales como el “declive” en sectores como “la producción minera y siderúrgica y la construcción naval” o la “confrontación por el agua”.
Entre las causas de estos conflictos, según el Papa, están “la indiferencia religiosa y cierto relativismo moral que afectan a las estructuras sociales”.
Sobre el agua recordó que “no se puede despilfarrar ni olvidar el deber solidario de compartir su uso”, en directa referencia al trasvase del Ebro.
En términos más espirituales, animó a los obispos a promover que los fieles vayan a Misa todos los domingos, y les pidió que se celebren los sacramentos “con mayor dignidad y decoro”.
Los obispos españoles recibieron como recuerdo del encuentro con el Papa una cruz pectoral.
Por la mañana celebraron Misa en la basílica de San Pedro y almorzaron en la embajada española.
El embajador español ante la Santa Sede, Jorge Dezcallar, aseguró a los obispos que la relación entre España y el Vaticano “continuará sana y robusta” ya que “nunca ha faltado voluntad por ambas partes para superar las diferencias”.
Para el obispo de Toledo y primado de España, Antonio Cañizares, el encuentro con el Papa sirvió “para fortalecernos en estas horas difíciles y confirmar su esperanza en el hombre”.
Durante toda esta semana los obispos continuarán manteniendo encuentros personales con el Papa y con otros organismos vaticanos.
Se espera que el Papa pronuncie un nuevo discurso sobre la situación de la iglesia católica en España la segunda semana de marzo, durante el encuentro con la otra mitad de obispos españoles.

 

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