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martes, diciembre 14, 2004

El Vaticano salvó 35 mil hebreos eslovacos del Holocausto

Desde Roma...

Se trata de la conclusión a la que llega el estudio “El Holocausto en Eslovaquia y la Iglesia Católica” de Walter Brandmüller, presidente del Comité Pontificio de la Historia. Ha sido publicado por la editorial oficial del Vaticano, la “Casa Editrice Vaticana”, y presentado en Roma.

Revela que un tercio de los hebreos eslovacos, en torno a 35.000 se libraron de una muerte segura gracias a las protestas de la diplomacia Vaticana al gobierno de Jozef Tiso, colaboracionista con los nazis y sacerdote católico.

Según Walter Brandmüller “por encargo del Secretario de Estado, esto es, del Papa, entregaron sus notas de protesta en tantos contactos con los responsables... Trataban de hacer lo posible para salvar a los hebreos”.
La historiadora del Holocausto Anna Foa aseguraba que “esta lucha continua que Maglione, el secretario de Estado y la diplomacia desarrolló, las discusiones con el ala más filonazista, impidieron que la situación llegase a aquel 90-95% que es la porcentual polaca o de las zonas rusas sometidas al nazismo”.

Desde la nunciatura se condenaron en repetidas ocasiones las leyes raciales y se intentaron detener las deportaciones, a veces en términos poco diplomáticos, ya sea a través de notas verbales, cartas o encuentros directos.

Hubo dos oleadas de deportaciones. La primera entre marzo y octubre de 1942 en la que desaparecieron 58.000 personas. La segunda, en septiembre de 1944. De los aproximadamente 100.000 hebreos que había en Eslovaquia en 1939, desaparecieron unos 70.000. Sólo 5.000 regresaron a casa tras la guerra.

Anna Foa atribuye el interés del Vaticano al hecho de que el presidente del gobierno eslovaco fuera un sacerdote. “La diplomacia pontificia, quizá porque había un sacerdote a cargo del Estado, o por el carácter declaradamente católico, estaba preocupada de que una política así pro-nazi no terminase directamente en el descrédito de la Iglesia”.

Como represalia simbólica, Pío XII retiró a Joseph Tiso el título de “monseñor”. En los últimos meses de la guerra los alemanes le apartaron del gobierno de Eslovaquia. Retirado en Alemania, fue arrestado por las tropas angloamericanas y condenado a muerte en 1947.

El Vaticano se servía de las nunciaturas de Berlín, Budapest, Berna y Madrid, y las delegaciones apostólicas en Washington, Londres y Estambul para conocer lo que sucedía en Eslovaquia, y atender las peticiones de ayuda de las asociaciones hebreas.

Walter Brandmüller considera que el Papa no podía hacer más. Lo compara a la actuación de Juan Pablo II con la guerra de Irak. (Ambos Papas) “Tienen en común la falta de poder. ¿Qué medios tienen los Papas para que viva su mensaje, para convencer a los poderosos de su mensaje?”, se pregunta.

La historiadora hebrea Anna Foa, sin embargo, no oculta su decepción por el papel de los obispos eslovacos durante la guerra. “La Iglesia nacional eslovaca aparece en esta selección de documentos, que Monseñor Brandmüller publica, como mucho menos valiente en sus afirmaciones y en sus tomas de posición que la diplomacia pontificia”.

Para documentarse, Brandmüller ha tenido acceso a los archivos de la Secretaría de Estado Vaticana y a las “Actas y Documentos de la Santa Sede relativos a la Segunda Guerra Mundial”.

Es el segundo libro que publica la librería Vaticana en lo que va de año para responder las acusaciones de inmovilismo por parte del Papa Pío XII durante la II Guerra Mundial. En julio editó dos volúmenes sobre la “Oficina de informaciones vaticana”, organismo que atendía las peticiones de información por parte de familiares de dos millones de prisioneros durante la II Guerra Mundial.

Sergio Pagano, Prefecto del Archivo Secreto Vaticano anunció que a inicios de 2006 se abrirán los archivos del pontificado de Pío XI, hasta 1939, que portarán más luz en torno a lo sucedido en estos años.

 

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