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miércoles, noviembre 02, 2005

VATICANO. PAPA. El Papa va a la tumba de su amigo Juan Pablo II


Benedicto XVI aprovechó el día de los muertos para rezar ante la tumba de los Papas

A última hora el Papa Benedicto visitó la gruta de los Papas, la cripta bajo la basílica de San Pedro en la que reposan los restos de algunos de los 264 sucesores de San Pedro.

La sala de prensa del Vaticano explicó que se trataba de una visita “privada”, “un momento de oración en sufragio de los Sumos Pontífices allí enterrados y de todos los difuntos”. Un “estrictamente privado” que viene a significar que no se trataba de un acto protocolario o un gesto de cortesía.

También Juan Pablo II solía visitar las tumbas de los Papas el día de difuntos, aunque su estado de salud se lo impidió en los últimos años.

Benedicto XVI comunicó durante el rezo del ángelus del día de todos los santos que retomaba esta costumbre, especialmente para acercarse a la tumba de su “querido Papa Juan Pablo II”. Precisamente, ayer se cumplieron siete meses del fallecimiento del Papa Wojtyla.

Según explicó el Papa el martes, con este gesto quería también unirse a quienes en estos días se acercan a la tumba de los familiares y de los seres queridos.

Fueron unos momentos de oración en la tumba de Juan Pablo II, tras los que Benedicto XVI se acercó también a los sepulcros del resto de demás pontífices enterrados en las grutas.

Muy cerca del Papa polaco están dos Papas directamente ligados a la vida de quien durante un tiempo fue el cardenal Joseph Ratzinger. Se trata de Pablo VI, que le nombró cardenal, y Juan Pablo I, cardenal Luciani, el Papa que resultó elegido en el primer cónclave en el que participó.

Los restos de Juan XXIII, embalsamado, se encuentran en una urna de cristal en la basílica de San Pedro, desde que fue proclamado beato en el año 2000. Precisamente, Juan Pablo II está enterrado en la capilla que ocupó durante 37 años Roncalli, conocido como el “Papa bueno”.

La tumba de Juan Pablo II se ha convertido ya en un auténtico lugar de peregrinación: nada menos que 20 mil personas la visitan cada día durante las diez horas que está abierta al público.

Benedicto XVI aprovechó también la audiencia general de ayer para hablar de la muerte. De ella dijo que “más que un final, es un nuevo nacimiento, el paso obligado a través del que pueden alcanzar la plenitud de la vida quienes modelan su existencia terrena según las indicaciones de la palabra de Dios”. Asimismo, animó nuevamente a contemplarla “con serenidad y esperanza”.

No habían terminado aún las referencias a Juan Pablo II. En la audiencia saludó en polaco a los peregrinos de esta nación y les recordó que esta semana se habría celebrado el santo de Karol Wojtyla, el 4 de noviembre, y el aniversario de su ordenación sacerdotal, el 1 de noviembre.



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