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viernes, noviembre 04, 2005

PAPA, VATICANO, RUSIA. Benedicto mira hacia Moscú


Lo dice el obispo católico de Moscú.
"Rezamos para que Benedicto XVI se encuentre con el patriarca ortodoxo Alexis II"

Con 54 años, el bielorruso Tadeusz Kondrusiewicz se convirtió en arzobispo de la diócesis de la “Madre de Dios en Moscú”. Era el año 2002, año del “retorno” de un obispo católico a la capital rusa.
Sin embargo, de hecho, Kondrusiewicz ejercía las mismas funciones como “administrador apostólico de la Rusia europea” desde 1991. Desde entonces, ha luchado por ver un día al sucesor de Pedro en Moscú. Esa fue la primera pregunta que le hicieron los periodistas durante la única rueda de prensa que concedió durante el sínodo.

¿Llegarán a encontrarse el Patriarca Alexis II y Benedicto XVI?
Ojalá que sí, ya sea en Roma, en Moscú o en terreno neutral porque hay muchísimos desafíos que cristianos y ortodoxos debemos afrontar juntos. Si estamos unidos será más fácil afrontar el desafío. Nosotros rezamos para que algún día se vean.

¿Qué significaría ese encuentro?
Serviría para abrir una nueva página en las relaciones entre nuestras iglesias. Alguno debería empezar a escribir estas nuevas páginas...

¿Cómo es la relación hoy por hoy con el Patriarcado?
A pesar de las dificultades que han existido durante años, ahora hay esperanzas. Piense en el viaje a Moscú del cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos de hace pocos meses. Estuvo con altos cargos ortodoxos. Se ha formado una comisión mixta para dialogar sobre los problemas y así poder continuar adelante.

¿En qué consistirán estos trabajos juntos?
Hoy por hoy la unidad real no es posible, pero sí podemos afrontar unidos problemas como el secularismo o el relativismo... Tenemos que entender juntos nuestra situación como cristianos: hay muchos desafíos y para responderlos tenemos que estar juntos.

¿Y usted cuándo cree que se alcanzará esa unidad?
Todo depende de Dios. Debemos rezar porque la unidad es fruto del Espíritu Santo. Es cosa suya, pero nosotros debemos ser buenos siervos suyos: el Espíritu Santo actúa entre la gente, nosotros estamos directamente implicados.

¿Cuál es el principal problema para obtenerla?
Ellos nos acusan de proselitismo.

Al Patriarcado le molesta tanto la llegada de sacerdotes extranjeros como la conversión de ortodoxos a la fe católica...
Yo les propongo siempre que nos sentemos y definamos qué se entiende por proselitismo.
Si es un modo deshonesto de hacerse con fieles de la otra Iglesia, sepan que esa no es nuestra ambición.

¿Entonces, cuál es el problema?
Si un adulto viene y me dice que quiere hacerse católico, yo no puedo echarlo. Además, debe hacer un año de preparación antes de bautizarse o de recibir la comunión con la Iglesia Católica. Tiene tiempo para pensar... Eso no es proselitismo. Seguimos las enseñanzas del Concilio Vaticano II, que enseña que la libertad de las conciencias se basa en el reconocimiento de la verdad.

¿Pero existen otros problemas para los católicos en Rusia...?
El problema crucial es la falta de lugares de culto. Hoy por hoy hay 220 parroquias oficialmente reconocidas en toda Rusia, pero el 25 por ciento no tienen sitio donde celebrar la Misa.

En Moscú lo tendrán más fácil...
No... La situación aquí es aún más difícil. Hay sólo dos iglesias y cada domingo se celebran 27 misas en 12 idiomas. Obviamente, con dos iglesias, es materialmente imposible. Vamos a embajadas o a la capilla de las monjas de la Madre Teresa. Hay muchas iglesias confiscadas por el régimen comunista que no nos han devuelto.

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