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martes, agosto 16, 2005

El Papa adelanta de qué hablará en Colonia


Publicamos algunos estractos de la entrevista que Radio Vaticano ha realizado a Benedicto XVI con motivo de su viaje a Colonia. La traducción es de la agencia www.zenit.org

Santidad, ¿qué mensaje les quiere transmitir?
Quisiera mostrarles lo bello que es ser cristianos, ya que existe la idea difundida de que los cristianos deben observar un inmenso número de mandamientos, prohibiciones, principios, etc., y que por lo tanto el cristianismo es, según esta idea, algo que cansa y oprime la vida y que se es más libre sin todos estos lastres.
Quisiera en cambio resaltar que ser sostenidos por un gran Amor y por una revelación no es una carga, sino que son alas, y que es bonito ser cristianos. Esta experiencia nos da amplitud, pero sobre todo nos da comunidad, el saber que, como cristianos, no estamos jamás solos: en primer lugar encontramos a Dios, que está siempre con nosotros; y después nosotros, entre nosotros, formamos siempre una gran comunidad, una comunidad en camino, que tiene un proyecto de futuro: todo esto hace que vivamos una vida que vale la pena vivir.
La alegría de ser cristianos, que es también bello y justo creer.
¿Cómo se puede construir un puente entre esta antigua sabiduría --incluida también aquella del Papa, que tiene una cierta edad-- y la juventud? ¿Es posible?
[Risas] Si, veremos cuánto me ayudará el Señor en esta obra. De todos modos, la sabiduría no es algo con sabor rancio. Entiendo por sabiduría la comprensión de aquello que es importante, la mirada que recoge lo esencial. Es obvio que todavía los jóvenes deben aprender a vivir la vida, quieren descubrirla por sí solos, no quieren encontrarse con «la mesa servida»… Es aquí, que tal vez, se podría ver un poco la contradicción. Contemporáneamente, la sabiduría ayuda a interpretar el mundo, que es siempre nuevo porque, aún incluso en medio de nuevos contextos, regresa siempre y de todos modos a lo esencial y a como lo esencial puede ser puesto en práctica.
En este sentido, creo que hablar, creer y vivir partiendo de algo que ha sido donado a la humanidad y la ha iluminado, no es algo «rancio», sino mas bien adecuado justamente al dinamismo de la juventud, que pide cosas grandes y totales. He aquí se deriva qué es la sabiduría de la fe: no es el hecho de reconocer gran cantidad de detalles --característica en cambio necesaria en una profesión-- sino reconocer, más allá de todos los detalles, lo esencial de la vida, cómo ser persona, cómo construir el futuro.Santidad, en nuestros países del Norte se manifiesta un alejamiento de la Iglesia y de la fe en general, sobre todo por parte de los jóvenes.
¿Cómo se puede contrarrestar esta tendencia?, ¿cómo se puede dar una respuesta a la búsqueda del sentido de la vida por parte de los jóvenes, para hacer que éstos digan: «¡la Iglesia es la respuesta, nuestra respuesta!»?
[Sonríe] Sí, todos estamos obviamente tratando de presentar el Evangelio a los jóvenes de manera que éstos comprendan y digan: «Este es el mensaje que esperábamos». Es también verdad que en nuestra moderna sociedad occidental existen muchas falsas situaciones que nos alejan del cristianismo; la fe aparece como algo muy lejano, por lo que también Dios aparece muy lejano... En cambio la vida aparece llena de posibilidades y de objetivos ... Y el deseo de los jóvenes es el de ser los arquitectos de la propia vida, de vivirla al máximo de sus posibilidades...
Creo que entre los jóvenes se está difundiendo la sensación de que todas las diversiones que se les ofrecen, todo el mercado construido sobre el tiempo libre, todo aquello que se hace, que se puede hacer, que se puede comprar y vender, al final no puede ser el todo... Por algún lado tiene que estar lo mejor.
Aquí encontramos la gran pregunta: ¿Qué es por lo tanto lo esencial? No puede ser todo aquello que tenemos y que podemos comprar. He aquí el llamado mercado de las religiones que de alguna manera ofrece la religión como una mercancía y por lo tanto la degrada. Pero se nos plantea una pregunta, por lo que es necesario reconocer esta duda y no ignorarla, no considerar el cristianismo como algo concluido y experimentado suficientemente, sino contribuir para que pueda ser reconocido como aquella posibilidad siempre fresca, justamente porque se origina en Dios, que guarda y revela en sí dimensiones siempre nuevas...
En realidad, el Señor nos dice: «El Espíritu Santo os introducirá en cosas que hoy no os puedo decir». El cristianismo está lleno de dimensiones aún no reveladas y se muestra siempre fresco y nuevo. Si la pregunta se plantea desde lo más profundo; en un cierto sentido, la pregunta que existe se encuentra con la respuesta que vivimos y que nosotros mismos, justamente, a través de aquella pregunta, recibimos siempre de nuevo. Éste debería ser el acontecimiento en el encuentro entre el anuncio del Evangelio y el ser jóvenes.

Una última pregunta: ¿cuál es el objetivo que quiere alcanzar con la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia?
Seguramente que sobre la juventud sople un viento de renovada fe, principalmente sobre la juventud de Alemania y Europa. En Alemania existen grandes instituciones cristianas, los cristianos llevan a cabo muchas obras de bien, pero existe también mucho cansancio. Estamos, de este modo, enfrascados en resolver cuestiones estructurales, por lo que luego falta el entusiasmo y el gozo que provienen de la fe. Si éste viento lograse hacer revivir en nosotros el gozo de conocer a Cristo, y lograse imprimir una nueva vitalidad a la Iglesia presente en Alemania y en toda Europa, pienso que podremos decir que la Jornada Mundial de la Juventud ha logrado su objetivo.


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