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viernes, julio 29, 2005

Los secretos del viaje a Colonia de Benedicto XVI



De nuevo todas las miradas estarán puestas en Benedicto XVI. Un alto eclesiástico vaticano no duda en calificarlo como “el segundo bautismo del Papa”: por primera vez veremos el “estilo Benedicto” en acción fuera de Roma.

El viaje estaba previsto desde el año 2002. Casualidad o Providencia, no podría haberse planeado mejor. En esta prueba de fuego el Papa jugará en casa, su Alemania natal, justo en uno de los eventos más atractivos de todo pontificado, las Jornadas Mundiales de la Juventud.

El Papa aterrizará en Colonia a mediodía del jueves 18 de agosto. En su avión le seguirán 70 periodistas, entre ellos uno de GACETA, de los 121 medios de todo el mundo que lo han solicitado. En Colonia, 4.000 periodistas han reservado un puesto.

En el aeropuerto de Colonia-Bonn esperará al Papa el presidente de Alemania, Horst Köhler. Allí, la primera novedad. Se retoma la costumbre de que un piquete de honor reciba al Santo Padre y que una orquesta interprete los himnos nacionales.

Su discurso en el aeropuerto será la única ocasión que tiene el Papa para dirigirse al país. Y es que, como el Vaticano recuerda, no se trata de una visita pastoral a Alemania sino de una visita a Alemania para asistir a un evento preciso, la Jornada Mundial de la Juventud.

Por la tarde le espera uno de los momentos más espectaculares de la visita. El Papa navegará con 60 jóvenes a lo largo del Rin para llegar a la plaza de la catedral. Desde las dos orillas le saludarán los jóvenes que ya hayan llegado a Colonia. Junto al barco del Papa navegarán otros cinco en representación de la juventud de los cinco continentes.
Ya en la catedral, el Papa saludará a los jóvenes enfermos. La tradición dice que los peregrinos, al entrar en el templo, deben pasar bajo del arco sobre el que están las reliquias de Melchor, Gaspar y Baltasar, los reyes magos. Precisamente las palabras que ellos pronunciaron al llegar a Belén, “hemos venido a adorarlo”, son el lema del encuentro.

La mañana del viernes el Papa volverá a encontrarse con el Presidente de la República, esta vez en una de sus residencias oficiales, la Villa Hammerschidt de Bonn.

Esa misma mañana, de vuelta a Colonia, veremos uno de los eventos más significativos de su pontificado. Será la segunda vez en la historia, sin contar a San Pedro, que un Papa visita una sinagoga. Un encuentro muy significativo: 60 años después del fin de la II guerra mundial, un Papa alemán visita una sinagoga en Alemania.

La comunidad hebrea de Colonia es la más antigua del norte de Europa. Su sinagoga fue destruida por los nazis la noche de los cristales rotos, en noviembre de 1938. Tras la guerra, incluso los católicos ayudaron a reconstruirla.
En su interior, un mausoleo de mármol negro recuerda los 11 mil mártires hebreos asesinados en la guerra. Allí el Papa se detendrá en silencio unos minutos. Después recitará un salmo con la comunidad y leerá un texto de la Biblia. El encuentro terminará con la bendición de Aarón: “Que el Señor te bendiga y te guarde; que haga resplandecer su faz sobre ti y te otorgue su gracia; que vuelva a ti su rostro y te dé la paz”.

Ese mismo día, el Papa almorzará con 12 jóvenes, 2 de cada continente y 2 alemanes. Un encuentro con el que quiere escuchar de primera mano las preocupaciones de los jóvenes de todos los rincones del mundo.

Por la tarde, toca el turno de los seminaristas que han venido a la jornada. Y tras los seminaristas, 30 representantes de iglesias cristianas, en un encuentro con formato preguntas y respuestas.

Los colaboradores del Papa reservan la mañana del sábado a encuentros institucionales. Entre otros, el Papa recibirá a Gerhard Schröder, canciller en funciones, y a Ángela Merkel, candidata del CDU.

La comunidad musulmana invitó al Papa a visitar la mezquita de la ciudad cuando la agenda estaba cerrada. A falta de otro momento adecuado, Benedicto les recibirá justo antes del encuentro con los jóvenes de la tarde.

El encuentro con los jóvenes es el momento estrella del viaje, un encuentro para el que tradicionalmente Juan Pablo II reservaba su mensaje más especial.

Los organizadores dicen que más de 400 mil personas están inscritos, aunque esperan más de 800 mil en la explanada de Marienfield, en la periferia de Colonia, para rezar con el Papa. Serán dos horas de diálogo que culminarán con un acto de adoración de la Eucaristía.

Como es tradicional, y aunque el tiempo no lo permita, los jóvenes dormirán al raso en la explanada porque a primera hora del domingo volverá Benedicto para celebrar la Misa con la que concluirá el encuentro y en la que anunciará la próxima sede de la Jornada Mundial.

Por la tarde, el Papa se reunirá con todos los obispos de Alemania y con el comité que ha organizado las jornadas.
Un viaje agotador que terminará a las seis de la tarde, hora a la que parte el avión de Lufthansa rumbo a Roma.

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convocado por:
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