VATICANO. DOCUMENTOS DEL PAPA. El Papa pide que se relancen los acuerdos de desarme nuclear
Análisis del mensaje de Benedicto para la Jornada mundial de la Paz
El Papa relanza un audaz mensaje que ya Pablo VI propuso en su viaje a la India. Benedicto XVI propuso ayer estimular el desarme internacional “conjunto y concordado” con la creación de riqueza.
Lo sugiere en su mensaje a los Jefes de Estado de todo el mundo para la Jornada mundial de la paz del próximo 1 de enero.
El Papa pide a los gobiernos “que de manera declarada u oculta poseen armas nucleares o quieren procurárselas” un giro de 180 grados “hacia un desarme nuclear progresivo y concordado”. “Los recursos ahorrados de este modo podrían emplearse en proyectos de desarrollo en favor de todos los habitantes, en primer lugar, de los más pobres”.
Su primer mensaje para la Jornada de la paz tiene ya en el título la huella del cardenal Ratzinger: “En la verdad, la paz”. Un texto en el que apunta con el dedo hacia la carrera de cualquier tipo de armamento y al terrorismo como ataques a la paz.
Además, agradece su labor a los “soldados empeñados en delicadas operaciones para controlar los conflictos y restablecer las condiciones de la paz”.
Ante la inminente presentación de la encíclica, este mensaje es hoy por hoy el documento más extenso firmado por Benedicto XVI. El Pontífice está convencido de que “donde y cuando el hombre se deja iluminar por el resplandor de la verdad, emprende de modo casi natural el camino de la paz”.
Pone como ejemplo “los sistemas ideológicos y políticos aberrantes que han tergiversado de manera programada la verdad y han llevado a la explotación y al exterminio de un número impresionante de hombres y mujeres”.
“Después de tales experiencias, ¿cómo no preocuparse seriamente ante las mentiras de nuestro tiempo, que son como el telón de fondo de escenarios amenazadores de muerte en diversas regiones del mundo?”, continúa el mensaje.
Benedicto XVI enumera algunas de esas “mentiras”: “cuando falta la adhesión al orden trascendente de la realidad o el respeto de la ley moral universal; cuando se impide el desarrollo integral de la persona y la tutela de sus derechos fundamentales; cuando los pueblos se ven obligados a sufrir injusticias y desigualdades intolerables”.
Otra mentira para el Papa es la carrera nuclear. “¿Qué decir, además, de los gobiernos que se apoyan en las armas nucleares para garantizar la seguridad de su país? Se puede afirmar que este planteamiento, además de funesto, es totalmente falaz”, acusa Benedicto XVI.
Además, no esconde una llamada de atención a “las autoridades que, en lugar de hacer lo que está en sus manos para promover eficazmente la paz, fomentan en los ciudadanos sentimientos de hostilidad hacia otras naciones, asumen una gravísima responsabilidad”, en referencia no reconocida hacia los líderes de Irán o de Siria.
También el terrorismo ocupa un puesto importante en el análisis de las amenazas a la paz que observa el Papa. Benedicto XVI ve que en la raíz de este fenómeno están el nihilismo y el fundamentalismo.
“Ambas corrientes coinciden en un peligroso desprecio del hombre y de su vida y, en última instancia, de Dios mismo”, explica el Papa. “Los nihilistas niegan la existencia de la verdad y los fundamentalistas pretenden imponerla por fuerza”.
El Papa termina su mensaje considerando los buenos frutos de lo que llama “derecho internacional humanitario”, de los que se deriva la obligación “de garantizar su correcta aplicación”.
El Papa concluye el mensaje alegrándose por la “disminución numérica de los conflictos armados”, y por los “pasos tímidos por la paz en las poblaciones de Palestina, la tierra de Jesús”.
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