Joaquín Navarro-Valls reconstruye para TVE los últimos momentos del Papa.
Se le comunicaron dos cosas. Santo Padre, está grave, y “¿quiere que se le lleve a usted al hospital?”. El Santo Padre, la única cosa que preguntó era si la asistencia médica completa había garantías para que se le pudiese aplicar en su apartamento.
El jueves fue un día muy malo. El viernes estaba gravísimo.
Él mismo se recordó el viernes por la mañana que era viernes y pidió que se le leyeran las 14 estaciones del Vía Crucis.
En aquellos momentos Juan Pablo II quiso despedirse de algunos de sus colaboradores y les llamó a su habitación. Desde el cardenal Ratzinger hasta el fotógrafo que le acompañó en todos sus viajes.
Joaquín Navarro-Valls
Trataba de decir a cada uno una palabra. Algunas veces se le entendía, otras, no. Era un esfuerzo por mostrar un afecto personalizado.
Desde el primer momento le pedí que me echara una mano en la que se nos venía encima.
No podré nunca olvidar, no el momento de la muerte... Algún día antes, aquel cuerpo que disminuía en peso y con gran dificultad intentaba decir algo. “Os he buscado, sé que estáis aquí. Y os doy las gracias”.
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