Viaje breve pero intenso a Bari
Su primer viaje
Benedicto XVI sigue la herencia de Juan Pablo II. Quiere viajar para conocer de cerca a los católicos. Su primer destino ha sido Bari, en el sur de Italia.
La excusa era la clausura del Congreso Eucarístico italiano, un encuentro para impulsar la devoción a la Misa y la Comunión.
Las casi doscientas mil personas aguantaron el calor sofocante y le recibieron gritando Bienvenido Benedicto. Parece que les gusta el Papa tímido que saluda desde el Papamóvil.
El Papa ha dado dos mensajes: admite que no es fácil vivir como cristianos. Según Benedicto la culpa la tiene la cultura del consumismo desenfrenado y la indiferencia religiosa. Contra este desierto, propone como solución la Misa del domingo.
Y un mensaje de esperanza en Bari, donde se conservan las reliquias de San Nicolás, un santo tanto para católicos y ortodoxos. El Papa prometió que trabajará con todas sus energías por conseguir la unidad de las iglesias cristianas.
Benedicto, que celebró la Misa con 1.500 curas, quiso dar personalmente la comunión sólo a los enfermos.
Ha sido una visita muy rápida, tres horas, caracterizado por lo que los medios italianos llaman el estilo “Benedicto XVI”. Brevedad y esencialidad. El Papa teólogo quiere que subrayar pocas ideas, pero claras.
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